Los gatos poseen cinco garras en las patas delanteras y cuatro en las traseras, que están conectadas con la última falange y son retráctiles. Esto significa que cuando está en una posición relajada, sus garras se cubren por una capa especial de piel, lo que le sirve para conservarlas filosas, previniendo así su desgaste. Solamente le basta con estirar sus patas o golpear a su presa para tensar los tendones y así extenderlas.
Sus uñas son herramientas perfectas, ya que le ayudan a trepar y defenderse, y le son útiles para prácticamente cualquier cosa que haga, como rascarse, manipular objetos o sujetarse mientras se acicala. Ellas también le sirven para arañar, una actividad gatuna por naturaleza. Los gatos arañan varias veces al día, ya sea para relajarse, marcar su territorio o ejercitar su cuerpo estirándose en su rascador. Gracias a estos ejercicios físicos, los músculos de los hombros y la espalda se tonifican, manteniendo al gato en forma y evitando que pierda su flexibilidad y agilidad de movimientos. Además de esto, rasguñar con las garras retraídas, puede significar una muestra de afecto y también una forma para llamar la atención de los humanos.
Lamentablemente, existe una operación llamada oniquectomía o desungulación, con la cual algunas personas están de acuerdo y que consiste en la amputación de la última falange del dedo del gato, eliminando así el lugar del nacimiento de la uña. Este tipo de cirugías conlleva diferentes problemas para el gato, como por ejemplo:
-El gato usa sus garras para caminar, ya que éstas soportan todo su peso, cuando se amputa el extremo, el gato se ve obligado a cambiar de posición, lo que puede causar tensión en las patas y dolor a largo plazo. En algunos casos pueden producirse malformaciones (como que la uña siga creciendo de forma irregular) e incluso cojera si la falange no fue amputada correctamente.
-Como no pueden realizar ejercicios de estiramiento en su rascador, sus músculos se debilitan poco a poco.
-Un gato desungulado pierde gran parte de su actividad al verse extrañado por la falta de garras, e incluso puede aislarse y tornarse agresivo, tomando una actitud defensiva.
-En casos donde corre peligro, un gato desungulado no podrá trepar a ningún lugar seguro para protegerse, ni tampoco defenderse de un atacante.
Por suerte hay otras alternativas más inteligentes y menos dolorosas para nuestra mascota, como por ejemplo, la utilización de unas pequeñas fundas de plástico que recubren sus garras y que se fijan con pegamento, aunque el problema que tienen es que deben cambiarse periódicamente debido al crecimiento de las uñas. También se pueden cortar cada una o dos semanas, con mucho cuidado para no cortar la venita que hay dentro.
Si no queremos que rasguñe nuestro sillón favorito, podemos utilizar repelentes especiales o también productos que simulan el olor de las feromonas faciales del gato, ayudando así a estabilizar su comportamiento y reducir el marcaje.
Como vemos, hay diferentes opciones a las cuales se pueden recurrir teniendo en cuenta la salud y la calidad de vida del gato. Simplemente hay que tratar sus problemas de conducta desde cachorros, enseñarles cuales son los lugares donde pueden arañar, y destinarles un lugar exclusivo donde puedan jugar libremente.
1 comentario:
Si alguien no quiere que rasguñen su sillón favorito, que no tenga un gato.
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